lunes, 15 de agosto de 2011

Vigésima.

Dicen, que el pasado siempre vuelve. Que las personas regresan y las historias se repiten. Que el hombre es la única especie sobre la faz de la tierra que tropieza dos veces con la misma piedra y que repetimos los errores del pasado una y otra vez. Incansablemente. 
Dicen tambien que agua pasada no mueve molinos, y que lo que el rio se lleva no vuelve contra corriente.
Pienso que el pasado nos hace ser quien somos en el presente, y el presente lo que seremos en el futuro. Que si, que vuelve parte del mismo, pero la parte buena, no pienso que nadie sea capaz de repetir los herrores interminables, los mas dañinos, que nadie es lo sufiente masoca como para volver a hacer aquello que se juro no repetir. Y yo, con mas fuerza que nunca, grito no.
He revisado textos, fotos, momentos, situaciones, recuerdos que se vienen a la memoria desde 2006, de mi adolescencia mas dura y de mis momentos mas tristes. Y, ¿Saben?. Ese tio vivo no gira para mi, no he comprado los billetes y el tren partio hace muchisimo tiempo. Ese pasado turbio y oscuro que todo el mundo tiene, el mio, desaparecio con el agua, con el viento, se fue y queda en el fondo del baul, donde nunca rebuscas y donde nadie quiere estar. Donde poca gente merece entrar a hechar un vistazo. Y, mejor asi. 
Hace años que deje de ser aquello, hace años que renací, de mis cenizas, de mi caja de pino sali y respiré el mas puro aire. Y si, ahora soy yo. Mas que nunca, yo.
No necesito cadenas que me aten, ni dependencia ninguna para ser feliz. 


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